La investigación en educación
La investigación, en términos generales, es concebida como una construcción social y cultural. Se trata de un proceso creativo y académico de producción, innovación y originalidad, pero también de difusión y socialización del conocimiento.
La característica mas importante de la investigación reside en el rigor, en la profundidad y seriedad con que se pretenda observar, analizar, explicar o comprender un fenómeno determinado.
En este momento la investigación es la reina. No es, por supuesto, una reina cualquiera. La investigación es un proceso permanente, una pasión y un sueño. Pero es, al mismo tiempo, una promesa y un camino.
La investigación es un proceso orientado a comprender y a resolver los problemas propios de las teorías y de las practicas científicas, pero también de la sociedad.
La investigación es al camino hacia la construcción y consolidación permanente de una comunidad académica que produzca conocimientos educativos y culturales pertinentes, que aporte y desarrolle concepciones innovadoras y que interprete y transforme el contexto socio-político y cultural de la nación.
Sin embargo, la investigación es más que ello. La investigación, es en si misma, la forma de expresión de las comunidades educativas. No es solo un instrumento para contribuir al desarrollo del conocimiento pedagógico o para imbuir de eficacia y calidad la función del magisterio en nuestro medio. Debe ser el proyecto de vida de los educadores, su pasión y su sueño por el descubrimiento, por la innovación; su entrega por la creación y la recreación constantes.
Construir comunidad académica entorno a la investigación equivale a empoderar a sus actores, a construirlos en sujetos capaces de producir cambios reales en las practicas pedagógicas y políticas; sujetos escolares hábiles para superar su desconexión con las necesidades reales y con el poder político. La investigación no es punto de llegada; debe ser el trasegar perenne, el devenir fundido con el horizonte.
La investigación, es cierto, se realiza en un contexto desfavorable. Tomando como referencia del Producto Interno Bruto, la inversión en actividades científicas y tecnológicas ha disminuido. No solo porque el valor del PIB ha decrecido; también porque en términos absolutos vamos en picada. El gobierno nacional actual, por ejemplo, prometió en su campaña dedicar el 1% del PIB para la investigación. No lo cumplió. En su plan de desarrollo se propuso alcanzar el 0.6% pero tampoco lo logro.
En el año 2004, la inversión ha descendido al 0.3% del PIB, sumando la inversión privada. Una cifra realmente lamentable. Una de las mas bajas en América Latina.
Quisiéramos soñar con un plan macro en ciencia, tecnología e innovación, a partir de 4 estrategias prioritarias: promover la investigación, estimular la investigación y el desarrollo tecnológico, y capacitar en investigación y desarrollo en áreas estratégicas. A ellas se suma, en términos generales, el apoyo a iniciativas que busquen fortalecer instancias regionales en ciencia y tecnología, el fomento a una cultura de apropiación social del conocimiento en el área, y el impulso a centros interactivos, clubes de ciencias y ferias, al periodismo científico, a proyectos editoriales de divulgación científica y a nuevos modelos educativos formales y no formales, que incluyan a la población discapacitada.
Decimos, finalmente, que la investigación es ante todo un promesa. La investigación académica y su producto acabado, la ciencia, surge y se desarrolla en el seno de las sociedades, son producto de su interacción, evolución e historia. El progreso tecnológico y científico solo es posible gracias a la interacción de los humanos en sus más variadas realidades y circunstancias. Por eso es necesario reconocer en cada saber, por simple, mecánico o complejo que parezca, sus raíces en la sociedad y, por consiguiente, la necesidad de una aplicación final en la sociedad misma.
Todo saber tiene una dimensión social. El conocimiento científico, la ciencia en concreto, es social en su origen, social en su proceso de construcción y debe ser social en su aplicación. Si el conocimiento nace en la sociedad debe regresar a sus intereses. Si el conocimiento y el saber surgen de la humanidad, deben colocarse al servicio de su desarrollo y no de su destrucción. La ciencia, la educación y la pedagogía solo tienen razón ética de ser cuando su papel permanezca al lado de la humanidad y de la vida, aquellos que hacen posible su existencia.
Compilacion: Esp Libardo Filemón Yepez Chavez